sábado, 8 de octubre de 2011

SÓLO FUE UN SUSTO

Todo comenzó un veinte de noviembre de 2010, en la fiesta de cumpleaños de un niño llamado Ezequiel. Ezequiel era un niño muy popular en su instituto, tenía un precioso pelo y todos en su instituto le querían. Ezequiel celebró su 14 cumpleaños por todo lo alto, por lo que organizó una fiesta en su gran jardín.

Ezequiel invitó a muchísimos amigos y amigas a su fiesta incluyendo, como no, a su mejor amiga Ana. Ana era una niña guapísima, alta y muy valiente.

La fiesta concurrió con normalidad, hasta la hora de los regalos. Cuando Ezequiel se dispuso a abrir el más grande de los regalos, un hombre encapuchado asalto la valla del jardín. Aquel hombre de apariencia extraña lanzó una bola marrón al suelo, al caer al suelo dicha bola empezó a desprender un gas somnífero y mientras que todos los padres y niños que asistían al evento se derrumbaban por culpa de aquel gas, el encapuchado raptó a Ana i se fugó en un descapotable rojo.

A los 20 minutos de haber inhalado el somnífero los invitado se empezaron a despertarse, en cuanto se dieron cuenta que faltaba Ana llamaron a la policía. Al rato de haber realizado dicha llamada acudieron dos coches policiales con cuatro agentes para investigar e intentar resolver el secuestro de Ana.

Mientras que los agentes tomaban declaración a los diversos invitados que estaban en el cumpleaños, Ana se despertó en una habitación oscura. Al darse cuenta que había sido secuestrada empezó a gritar, de repente, la puerta se abrió y el encapuchado entro en la sala y grito:

- ¡Deja de gritar, nadie te oirá!, ahora te voy a decir lo que voy hacer contigo…

Mientras el encapuchado explicaba a Ana lo que tenía pensado hacer, Ana vio la oportunidad de salir de ese calvario. Ana cogió un palo que había al lado de una mesa y golpeó al enmascarado fuertemente hasta dejarlo inconsciente, a continuación cogió el móvil del bolsillo del enmascarado y llamo a los padres de Ezequiel. En cuanto los padres de Ezequiel recibieron la llamada de Ana llamaron a la policía, Ana le explico a los policías por el móvil donde estaba gracias a que en la habitación en la que estaba retenida había una carta que indicaba la dirección de aquel domicilio.

En cuanto los policías llegaron a la casa, encontraron a Ana en una esquina llorando pero gracias a Dios solo fue un susto.


Fernando Navarro Blanco.