jueves, 29 de abril de 2010

Corazón de Tierra

Versa una vieja leyenda, contada desde tiempos inmemoriales en unas modestas aldeas costeras de China, que un joven explorador se topó, en una pequeña gruta en el terreno, con una pequeña caja. Era austera, de madera oscura, y maltratada por los elementos. El explorador se extrañó, pero su curiosidad le llevó a abrir la caja.


Dentro de ella, encontró una pequeña esfera de arcilla, moldeada de manera irregular. Junto a ella, otra caja, más pequeña, ocultaba un conjunto de pequeñas agujas, de fino metal. Además, contenía un pequeño papel amarillento y gastado por el tiempo. El muchacho decidió leerlo, pausadamente, ávido de resolver el misterio de la pequeña caja.


Escrito en su propio idioma, el papel le indicaba que cada una de las agujas simbolizaba dos cosas. Una de ellas era la representación de un avance cumplido, un problema resuelto, el triunfo, la victoria. El joven entornó los ojos, extrañado, y siguió leyendo. A continuación, el papel indicaba que, para completar el acto que simboliza la aguja, ésta debía clavarse en la esfera de arcilla, que simbolizaba la Tierra, el planeta.


El joven abandonó la caja donde la encontró, y huyó contrariado, por haber siquiera pensado en dañar la Tierra para satisfacer sus deseos. La leyenda cuenta que muchos otros viajeros la encontraron, de un modo u otro, en los días, los meses, los años y los siglos siguientes. Grandes avances ocurrieron, los problemas más insólitos se resolvieron, y la raza humana tuvo muchas victorias.


Se dice que un hombre, conduciendo un flamante vehículo, pasó por una zona industrial, con tan mala fortuna que sufrió un accidente, quedando inconsciente. Al despertar, tenía frente a él la misma gruta, la misma caja, que encontró el explorador hace ya varios siglos.


El hombre, tan extrañado y curioso como fue el explorador, abrió la caja, encontrando lo mismo que la llenaba en el pasado. Leyó el mensaje, esta vez escrito en su propia lengua, y observó la esfera de arcilla. Esta se mostraba rodeada de finas agujas, más de la mitad que la pequeña caja había contenido antes.


El hombre no comprendía el significado de ese mensaje. Aunque sintió que algo malo pasaba al observar esa desmejorada y agujereada esfera. No supo ver el corazón de la tierra en esa arcilla, ni las heridas causadas al mundo en las agujas clavadas, ni las que se sufrirá en el futuro, representadas por las que la pequeña caja aún escondía, esperando su momento para atacar, sin prisa pero sin pausa.


La leyenda cuenta que las agujas ya clavadas podían retirarse, y la esfera de arcilla podía volver a ser como antes. Sin embargo, estaban atadas a la esfera con tanta fuerza que harían falta miles de millones de personas empleándose a fondo para retirar sólo una. No sería posible reunirlas. Pues solo es una esfera de arcilla, blanda, inerte, eterna, y sin peligro de descomponerse...¿O no?


Joaquín Castillo Escamilla 4ºC


miércoles, 28 de abril de 2010

El día que mi sombra perdí

 

 

    Una mañana de domingo en primavera, al alba, me dispuse a pasar un día de competición y  deporte, así pues quedé con mi amiga y la reté a una carrera, hasta

ese día todos los intentos de victoria por mi parte terminaron en fracaso, pero tengo

que decir a mi favor que siempre me superé a mi mismo. El frescor de la mañana

me ponía la piel de gallina, pero el vergel del campo y el canturreo de los pajarillos

me animaban a comenzar, y allí estábamos, ella y yo, como siempre me encontraba

tan insignificante a su lado, pero ella aun siendo mucho mas grande no me importaba, siempre me gustaron los retos.

    Comienza la carrera, nada mas empezar me saca una gran ventaja, no desanimo

mi empeño y observo que tras un buen rato le he recortado algo la distancia,

esto promete me digo a mi mismo y trazo una estrategia, el ritmo es bueno para

mis intereses y me viene bien que esto se alargue en el tiempo, creo que hoy podré

aguantar, ha pasado ya bastante tiempo y casi estoy a la par, esto confirma mi

actuación y propósito, por fin la he alcanzado, a sido la primera vez, ahora no puedo

rendirme, jamás me lo perdonaría, ella muestra por fin signos de cansancio pues

me vuelvo para mirarle a la cara y observo como se va retrasando, me invade la preocupación y aminoro el ritmo me pregunto si me estaré excediendo, sería mejor

darlo por terminado, a fin de cuentas ella siempre estuvo con migo, pero no, hoy es mi

día y voy a concentrarme en la victoria, con ese pensamiento resurgen en mi las fuerzas

para poder continuar como el ave fénix resurge de sus cenizas. No se cuando pasó

pero perdí la noción del tiempo, mi cuerpo se comportó como una máquina y dejé

de sentir, creo que entré en eso que dicen "el cielo del corredor" fue maravilloso

me sentía eufórico y poderoso, pero me olvide de ella, cuando vine a darme cuenta

todo se me hizo oscuro, me encontraba solo, por mi ambición la perdí, no se en

que momento pasó pero el miedo se apoderó de mí, ya no podía ni mantenerme

en pie, el corazón me iba a estallar, quise retroceder para buscarla pero era

demasiado tarde, el destino me jugó una mala pasada y desde ese momento

muero por encontrarla.

     Si mañana en el campo de día la ves levántame para poder abrazarla.   

 

 

 

 

                                                                                Ignacio Benavides Ruiz

                                                                                              4ºC


Rozando lo imposible

En un pueblo muy lejano, al norte de Alemania, se encontraba Alba, una muchacha de unos veinte años, esbelta y de pelo moreno, triste, tras haberse tenido que separar del chico de sus sueños, el que había sido el amor de su vida. Se habían conocido hacia más o menos un año y desde entonces habían vivido una relación corta, pero intensa, y en este momento, el chico por motivos familiares se había tenido que marchar del pueblo, y dejar para siempre a su querida Alba.

 

La muchacha llevaba sola en un rincón de su habitación, dos días, sin ganas de comer o dormir y sin fuerzas para levantarse, necesitaba ese aliento de vida que le daba Raúl, el chico que tanto añoraba.

 

Así que su madre en un arrebato de desesperación y viendo que su pobre hija no tardaría mucho en sumirse en una profunda depresión, llamó a su sobrina Julia, que vive en la otra punta del país, pero que siempre ha tenido una relación muy estrecha con Alba, siempre se habían ayudado en todos los problemas que hubiesen tenido, pero en esta ocasión, Alba no se había sentido con fuerzas para llamar a Julia y contárselo.

Por lo que Julia viendo la situación se presentó a la mañana siguiente en casa de su tía.

 

La chica entró en la habitación de su prima y al verla ahí tirada, corrió hacia ella a abrazarla.

Alba quería explicarle lo ocurrido pero Julia no la dejó y la convenció para que se lo contara ese fin de semana en una casa que había alquilado para las dos, junto a la playa.

Julia tras muchos intentos consiguió convencer a Alba para ir.

Así que al llegar a la playa, Alba visualizó el paisaje, y vió un acantilado, que le llamó la atención así que pensó, ¿porque no probar? un chapuzón desde allí arriba no estaría nada mal.

 

Sin comentárselo a Julia, se dirigió al acantilado y sin mirar hacia abajo se deslizó suavemente hasta llegar al borde, cerró los ojos y saltó. Todo fue muy deprisa, la adrenalina recorría todo su cuerpo, el viento rozaba su cara y el agua ya le mojaba, cuando una voz suave se introdujo en su cabeza, era Raúl, estaba con ella, y decía:

-¡Alba cariño! ¿Pero que haces? Estoy contigo.

La muchacha notó el agua rozando su cuerpo por última vez y esa voz retumbando en su cabeza, hasta que todo quedo en calma, no se oía nada, ni siquiera el chapoteo de las olas, nada.

 

A la mañana siguiente, Julia encontró el cuerpo de su prima, agonizando aún en la orilla de la playa.



María del Mar García González

4ºA

¡Beatriz tiene amigos!

Érase una vez en un pequeño pueblo a las orillas del mar Mediterráneo, una niña. Una niña bajita, pero muy guapa, con el pelo negro y largo. Esta niña vivía en una casita en el centro de este pueblo con su madre y su padre.

El último día de clase salió del colegio, estaba en 6º de primaria, y en la puerta estaba su madre esperándola:

-¿Cómo ha ido el último día de colegio?

-Mama, ha ido mal, fatal.

-¿Por qué?

-Porque en educación física hemos jugado hoy al baloncesto y nunca me cogen la primera para hacer los equipos, siempre soy la última. Claro, tienen envidia porque como yo juego mejor que ellos.

-¿Y eso porque? ¿No habrás sido una cerrada con tus compañeros, no?

-Que va, si yo soy muy simpática, la culpa es de ellos que son muy tontos. Y yo creo que no me cogen por que soy muy bajita.

-¡Vamos a casa, anda!

De vuelta a casa su madre veía como los demás niños no la saludaban, ni quedaban con ella para jugar. Ella sabía que su hija estaba mal, que no tenía amigos. No quería salir ni a la calle y se sentía muy sola. Pero su madre tuvo una idea, una gran idea. Habló con su marido de  esta situación.

-Beatriz, (que así se llamaba la niña) no tiene amigas ese es su gran problema, por eso no se integra en el colegio. Me lo ha dicho su profesora. Y lo que dice ella que no la aceptan en el grupo porque es bajita y que tienen envidia, eso no es verdad.

-¿Y que propones para ayudarla?

-Voy a organizar una excursión al campo y que allí nuestra hija conozca mejor a sus compañeros. ¿Que te parece?

-¡Fantástico!

La madre de Bea propuso la excursión, y todos los niños del colegio acudieron.

Una vez en el campo la madre de Beatriz empezó a preguntar a su hija por sus aficiones, también preguntaba a todos los compañeros. Entonces es cuando se da cuenta de que había niños y niñas que le gustaban las mismas cosas que a ella. Sabía que su madre había hecho esto por ella y se lo agradeció.

Todo el día estuvo rodeada de sus nuevos amigos. Y se dijo así misma: Es verdad, mi madre tenia toda la razón yo me cerraba mucho y no quería saber de ninguno de ellos.

Un año después, Bea sale del colegio, está ya en 1º de ESO, su madre espera en la puerta del colegio, como siempre:

-¿Cómo ha ido tu último día de cole?

-¡Bien, muy bien, súper bien! Gracias a ti tengo unos amigos que me quieren, que me quieren como soy, que me cuidan. Gracias por ser la mejor madre del  mundo, porque sin ti yo nunca habría tenido estos amigos. ¿Mama?

-¿Qué cariño?

- Te quiero.

 

LA CAJA Y EL MISTERIO

Era una noche de otoño, las hojas caían de los árboles más altos y dejaban pasar claramente la luz de la luna llena, mientras tres niños jugaban en el parque de debajo de sus casas. De repente, una la luz procedente de la luna se enfocó en un punto del parque donde jugaban estos niños.

Carlos, uno de ellos, se intereso por el suceso, se dirigió al punto iluminado y empezó a excavar, luego David y Carla le siguieron y empezaron a excavar con él . Llevaban diez minutos excavando, cuando encontraron una caja de plata,  que brillaba solo con la luz de la luna, su tamaño era pequeño y no tenia ninguna  cerradura, estaba totalmente sellada.

Los niños sabían que habían encontrado algo importante y estuvieron casi todo la noche intentando desvelar el secreto que poseía la caja. Después de un buen rato los niños dejaron de intentarlo y echaron a suertes quien se quedaba con la caja, por suerte o por desgracia, Cala se llevo la caja consigo.

Carla se dirigía a su casa que no estaba lejos, pero mientras regresaba escucho unas voces que no sabia muy bien de donde procedían. Ella no atendió estas voces que se dirigían a ella y se apresuro para llegar a casa.

Era ya muy tarde y decidió acostarse, ya que por la mañana había quedado con David y Carlos para seguir investigando sobre la caja.  Amaneció un bonito día, Carlos y David esperaban a Carla en el parque como habían quedado la noche antes, cuando Carla llego con los ojos de un color verde intenso  los niños se dieron cuenta de que esa no era su amiga, cuando se acercaron a ella para ver lo que le pasaba, Carla les ataco y los niños se alejaron de ella rápidamente, mientras ella se dirigió a ponerla.

En cuanto dejo la caja en su sitio y la enterró lo mas profundo que pudo volvió a ser ella misma y empezó a contarles la historia de la caja y del espíritu que albergaba en ella.

Esta noche se me apareció el espíritu de la caja y me contó su historia, pertenecía a una familia muy rica con otros hermanos, que nunca aceptaron que se fuera de casa con 18 años para lograr un futuro para valerse por si solo. Por desgracia su familia perdió todo el dinero y él fue el único que pudo hacerse cargo de la familia pero eso solo le trajo problemas, ya que no podía pagar las deudas que tenia su familia, al final el también perdió todo lo que tenia excepto esta caja que fue donde guardo su espíritu para que nadie volviera a aprovecharse de él; pero sus hermanos intentan  encontrarlo para que el sufra como ellos  están sufriendo por los pecados que cometieron.
                                                                                                                                                                                          Joaquín Arcos García

martes, 27 de abril de 2010

``Una vida para siempre´´

``La vida no es más que un motivo para vivir. Todo lo que haces en la vida es insignificante pero siempre existe algún motivo´´. Eso es lo que piensa Marcos, aunque no se queda con la tercera parte. Intenta ver lo positivo de su existencia en el mundo. No la encuentra. La intuye. Vuelve a desaparecer como una piedra en el agua, como una gaviota en el horizonte. Su mente no entiende ni quiere entenderlo.
Día de su cumpleaños, 15 años viviendo en ese mundo oscuro. `` ¿Para qué cumplir años?, ¿para morir?, eso es lo que quiero, morir´´. Piensa. Marcos se muere pero por dentro.
Es inteligente, pero no estudia. Sus padres piensan que no tiene la capacidad suficiente de estudio, que necesita ayuda. Pero lo que Marcos necesita es una vida feliz. ``No me da la gana de estudiar porque quiero vivir la poca vida que me queda a mi manera, si por mí fuera, no tendría padres porque no los necesito. No quiero existir, no quiero nacer, quiero librarme de este mundo tan absurdo´´. Piensa.
Psicólogo: ``Deberías tomarte las cosas con calma y estudiar más, te ayudaremos´´. Ante esas palabras, Marcos piensa que el psicólogo no entiende de la vida, no sabe definirla. Sin embargo, Marcos tiene otro problema, no sabe valorarla.
``Para siempre´´. Esa frase le conlleva a pensar como un niño pequeño sin respuesta. Nunca la ha entendido. Vuelve a derrumbarse. Se aleja de todo lo suyo y va hacia un prado precioso, pero oscuro para él.
Se ha cumplido su sueño. Ese día en los periódicos no sale más que: ``una nube de ceniza invade El prado de los deseos en tan solo segundos´´. ¿Quería morir?
Ahora entiende el significado de su vida, sonriente, por primera vez. La frase: ``Para siempre´´, ya la intuye.
 
 
 
 
Mar Oliva Pastor.  3ºD nº23

``Antes de nada´´

Hay veces, en las que pensamos que no nos pasa nada interesante, eso es lo que piensa Carla. Una chica normal, que quiere que su vida de un giro de 180º, o al menos de 10º. Esa noche está en su cama, abrazada a su almohada, piensa en ello. A veces la cama resulta un poco incómoda cuando pensamientos tan difíciles te rondan por la cabeza, y más si tienes 15 años, supongo, que una de las edades más difíciles.

-Tengo que hacer algo. -piensa-. O conocer a alguien, que me haga sentir especial.

Y con este último pensamiento se queda dormida.

A la mañana siguiente va a colegio, para variar. Pero lo que Carla no sabe, es que es pequeña, todavía tiene cosas que vivir y sueños que cumplir; no sabe que la persona que le hará sentir en las nubes, puede estar lejos o a la vuelta de la esquina, nunca se sabe.

Carla se lo cuenta a sus amigas, esperando que la entiendan y le puedan dar algún consejo:

-Chicas, ¿vosotras no tenéis la sensación a veces de que os falta algo? ¿ de que es siempre lo mismo?

-Pues no... -contestan ellas divertidas-. Ya pasará Carla.

Pero no, ella no está satisfecha, no la entienden, lo sabe.

Otro día más, una tarde, una noche. Como siempre, sin nada que hacer sin nada que experimentar.

Ese día está más depresiva que nunca, es su semana fea, su día feo. Intenta decírselo a su madre, esperando también que la entienda, pero le da vergüenza, siente y piensa que no la entenderá. Pasa, pasa de todo. Se va a dar una vuelta, pasea por el parque, por el centro, por todos sitios, y, al cabo de un rato, mira esperanzada la hora, esperando que sean al menos las 8 y media, para que se vaya a cenar y acabe un día más.

-¡No por favor! ¡¿Las siete y media?! No, no, no.

Entonces es cierto, está comprobado, cuando quieres que algo se acabe, el tiempo pasa despacio. Lo que le recordó a una canción de La Oreja de Van Gogh, pero la antigua, la nueva no le gusta.

Y pensando va volviendo a casa, y se choca con alguien, ella no lo sabe, pero quizás con quien se ha chocado, puedes ser el principio. Porque siempre es el principio de algo; nunca nada es igual.

Y ella siente algo, pero sin saber que, vuelve a casa, esperando, otra vez, un día más.

Y es que antes de nada debemos pasar por muchas cosas, por muchos momentos y ella solo tiene 15 años. Ahora es cuando comprende perfectamente. Y esa frase que le dijeron sus amigas le llega, le llega en ese momento: ``Ya pasará´´ y es verdad, ya vendrá, ya llegará.

Y con esa idea, y ese fluido nuevo, regresa a casa, esperanzada de que la vida tenga algo preparado para ella.
 
 
 
Carmen Mª Mullor Martín. 3ºD nº22

MERIENDA CON AMOR.

-¿A casa de la abuela?
-Sí, a casa de la abuela, te quedarás con ella hasta que yo vuelva de trabajar, Marta.
-¡Pero no quiero ir! Quedaré con mis amigas...
-No, esta vez irás.
-¡Pues no pienso ir!
 
A las cinco en punto estaban frente a la puerta de la enorme casa de la abuela.
Marta pensaba que esta tarde iba a ser aburridísima, que estaría todo el rato escuchando viejas historias largísimas y pesadas. La que abrió la puerta fue ella, la abuela, y muy amable le dio un beso de los que tanto odiaba ella y enseguida su madre se fue. Le dijo que esperara en el salón, que le iba a traer una merienda que había hecho para ella.
El salón era enorme con un montón de libros y sillones viejos.
La abuela entró con una sonrisa de oreja a oreja y le dejó la merienda en la mesa, enseguida preguntó lo que la nieta tanto deseaba no escuchar.
-¿Quieres que te cuente algo?
-¿Cómo qué?
-Pues...cómo conocí a tu abuelo,por ejemplo.
Eso le rompió los esquemas, era algo que no se esperaba y que, al contrario de lo que pensaba antes de entrar, eso si que lo quería escuchar.
-¡Vale!
 
Creo que empieza así..
 
Madrid, 2 de Junio de 2002. Universidad de medicina.
 
-¿María Montes?
-¡Aqui!
-Tú irás a las prácticas de medicina en...Almería.
-Está bien, profesor.
 
El 5 de Junio estaba en Almería con una maleta, 100€ en el monedero para toda una semana y frente a mi nuevo piso de alquiler preparada para pasar allí mis, no creo que muy emocionantes, prácticas de medicina.
La casa era acogedora, no muy grande pero para estar allí tan poco tiempo no me importaba como fuese.
De repente, sonó el teléfono:
-¿María Montes?
-Sí, ¿Quién es?
-Mañana en el despacho nº 22 del hospital Torrecardenas a las 9:00.
-Val..- Ya había colgado. Por hoy ya era bastante, primero el viaje y ahora esto. Después de cenar lo poco que compré, me acosté.
 
 
A las 8:00 sonó el despertador, me arreglé lo mas rápido que pude y estuve en el despacho nº 22 a las 9:56.
Allí se encontraba ya el médico Jiménez,como si llevase allí desde las seis.
Nada mas verme se levanto y se presento muy amable, al contrario que por teléfono. Era alto,delgado,muy joven pero algo mayor que yo. En ese mismo instante el corazón me dio un vuelco muy extraño que no había sentido antes tanto como ahora. Creo que me había enamorado, además lo conocía de antes, era el mejor amigo de mi hermano mayor y muchas veces, cuando venía a casa, hablábamos.
Así que...quién me iba a decir que en esas estúpidas prácticas de medicina iba a conocer al amor de mi vida...
 
 
Sin darse cuenta Marta se había comido todo lo que la abuela le había preparado, la historia le había encantado, había sido mucho mejor que todos los libros que se había leído en ese año.
Y entre historias y una buena merienda esa tarde que la abuela le preparó con tanto amor fue inolvidable.
 
 
Adela Bravo Juan, Nº2         3ºB

'La llamada perdida'

Mi nombre es Javier Gomez,el dia 21 de Abril alas 20:15 mi padre recibio una llamada y al preguntarle me dijo que no podia decirme lo que le habian dicho por telefono ya que era una informacion que solo la podia tener él hasta que ocurriese lo que le habian comentado.

El mismo dia intente rastrear la llamada para ver si podia conseguir el numero de telefono para saber si era el numero de teléfono de un conocido o si era de un desconocido, mire el numero de teléfono y como esperaba era de un desconocido, le volví a preguntar que quien había llamado y me dijo que dentro de poco me lo podría contar que tenia que aguantarme un poco ya que no era decisión suya lo que le dijo el hombre si no que era decisión de la persona que lo llamo, al día siguiente tenia entrenamiento al futbol y casi nunca venia a verme porque le coincidía por cuestiones personales pero ese día vino a verme no paraba de hablar con una persona que tenia al lado que yo no conocia,esa era la cuestión saber quien era esa persona que estaba a su lado y no paraba de mirarme.

El sábado tenia que jugar un partido muy importante y allí estaba mi padre y ese hombre misterioso como siempre no paraba de mirarme, al terminar el partido hicimos unos ejercicios de estiramiento y nos fuimos a la ducha cuando termina minamos de ducharnos me fui con mi padre y el hombre estaba sorprendido. Más tarde le hablo con mi padre y yo intente escuchar lo que le decía y algo escuche estaban hablando de mi futuro como futbolista, era un ojeador del Real Madrid y le dijo a mi padre que si quería que su hijo es decir(yo) se quería ir al Real Madrid a jugar al futbol, mi padre como ya estaba esperando esta oportunidad le dijo que sí que encantado, le pregunto que cuando se iría a Madrid para poder hacerle una gran despedida toda la familia.

Cuando terminó de hablar nos fuimos en el coche de mi padre y empezó a contarme lo que le había contado el hombre ese yo me hice un poco el tonto, haciendo como si no supiese nada de lo que me había dicho. Me dijo que el 23 de Abril me tenia que ir a Madrid, a vivir en la escuela de futbol del Real Madrid "Valdepeñas". Pero eso no era todo mi padre me contó que quien había llamado al principio no había sido el Real Madrid si no que había llamado el Barcelona y entonces me quede sorprendido, en todo momento había pensado que el Madrid era el que había llamado al principio y todo y me entere de que eso no era cierto me quede sorprendido pero bueno quedémonos con la parte positiva ahora estoy en Madrid viviendo y pasándomelo muy bien y sobre todo haciendo lo que a mi más me gusta jugar al futbol con eso es con lo que hay que quedarse.

Javier Gómez Morata. Nº14/3ºD

Pisando el paraiso.

Era una mañana diferente, aunque el sol brillaba y los pájaros cantaban como siempre. Ella abrió los ojos y con cuidado se incorporó hasta conseguir levantarse de la cama, un gran sol entraba por la ventana, su reloj ya marcaba las 10:00h y tenía ganas de salir ahí afuera. Sintió que era un día peculiar, quizás hoy empezaba algo nuevo para ella. Sonrió. Después de dedicar algún tiempo para arreglarse; desayunó unas ricas tostadas acompañadas de un zumo de naranja natural. Seguido optó por hacer un recorrido a través de la orilla de la playa, la cual estaba especialmente hermosa. Ella era una persona bastante solitaria, carecía de amigos, de pareja y de lo más importante, de familia. Al ir avanzando a lo largo de la playa, pudo observar que a pocos metros de ella se encontraba un chico que parecía bastante apuesto. Al cruzarse con él, afirmó lo evidente, aquel chico era extraordinariamente guapo: le gustó todo de él, destacaban, sus profundos ojos azules. Cuando ella lo miró, el solo se atrevió a decir:
-¡Hola!
-¡Buenos días! Contestó extrañada.
-Mi nombre es Carlos, ¿y tú cómo te llamas?
-Natalia- Añadió ella. -Tienes unos ojos preciosos. - Afirmó poco después.
-Gracias. Contestó él, mientras se dibujaba una gran sonrisa en su rostro.
Sin darse cuenta, ella estaba hablando con alguien, ya no se sentía tan sola como de costumbre. No conocían el motivo ni el por qué; pero llevaban algo más de tres horas conversando. Parece que para Natalia, Carlos era una persona realmente especial y viceversa.
Poco después, Carlos la invitó a comer, y Natalia no tuvo más remedio que aceptar la propuesta. Y allí seguían sentados en aquel alegre chiringuito conversando.
Al terminar la comida, decidieron volver al lugar exacto donde estaban sentados esa mañana, el lugar donde se habían conocido. Ambos seguían observando el mar, aunque Natalia seguía mirando fijamente aquellos ojos azules que tanto le asombraron. Poco después él no tuvo más remedio que hacer una pregunta:
-¿Alguna vez has estado en el paraíso?
-No. Contestó ella extrañada.
-Pues para eso estoy yo hoy aquí, a tu lado, para que quizás sólo por un día, puedas ser feliz, notar que estas junto a alguien y no sentirte sola, o como lo llamo yo: pisar, tocar y sentirte en el mismo paraíso.
Ella extrañada, y sin saber que decir, solo se limitó a seguir observando sus ojos.
Estaba ya avanzada la tarde, cuando ella sin poder casi poner remedio a ello, se echó a dormir, colocando su pequeña cabeza junto al muslo de aquel chico. Antes de dormirse, quiso ver de nuevo brillar esos ojos azules que tanto le habían cautivado. Un poco más tarde, Natalia ya se encontraba con los ojos cerrados; y quizás se pueda afirmar que mientras dormía, estaba pensando en Carlos.
Al despertar, fue directa a fijar su mirada en la de Carlos, pero algo había pasado, él ya no estaba allí, ya no seguía junto a ella, probablemente se habría marchado. Natalia quedó totalmente decepcionada y abatida, no sabía como reaccionar en ese momento. Y sin más, puso rumbo de vuelta a casa, aunque caminando a paso lento y derramando lágrimas sin control. Más tarde decidió olvidar lo ocurrido ese día, y seguir con su rutina, la de estar sola. Aunque algo sí que había cambiado para ella.
Nunca más volvió a saber nada acerca de aquel chico tan apuesto, y con esos profundos ojos azules, llamado Carlos; pero desde aquel día todas las mañana Natalia volvía a la misma playa, la misma orilla, se sienta frente al mar; y en ese momento, siente la brisa acariciando su cara; e inesperadamente, pisa, toca y se siente en el mismísimo paraíso. Puede parecer imposible o raro pero desde aquel entonces Natalia ya no se siente sola, es cómo si se hubiese transformado, así, sin querer en otra persona, en una persona más feliz. Según mira el mar, confunde ese color tan característico, con el de los ojos de aquel chico, recuerda que algún día atrás estuvo junto a él; aquel chico que le hizo feliz en un solo momento.
 
Ana Cristina Sánchez del Arco 4ºA ESO

PISANDO EL PARAISO

 

Era una mañana diferente, aunque el sol brillaba y los pájaros cantaban como siempre. Ella abrió los ojos y con cuidado se incorporó hasta conseguir levantarse de la cama, un gran sol entraba por la ventana, su reloj ya marcaba las 10:00h y tenía ganas de salir ahí afuera. Sintió que era un día peculiar, quizás hoy empezaba algo nuevo para ella. Sonrió. Después de dedicar algún tiempo para arreglarse; desayunó unas ricas tostadas acompañadas de un zumo de naranja natural. Seguido optó por hacer un recorrido a través de la orilla de la playa, la cual estaba especialmente hermosa. Ella era una persona bastante solitaria, carecía de amigos, de pareja y de lo más importante, de familia. Al ir avanzando a lo largo de la playa, pudo observar que a pocos metros de ella se encontraba un chico que parecía bastante apuesto. Al cruzarse con él, afirmó lo evidente, aquel chico era extraordinariamente guapo: le gustó todo de él, destacaban, sus profundos ojos azules. Cuando ella lo miró, el solo se atrevió a decir:

-¡Hola!

-¡Buenos días! Contestó extrañada.

-Mi nombre es Carlos, ¿y tú cómo te llamas?

-Natalia- Añadió ella. -Tienes unos ojos preciosos. - Afirmó poco después.

-Gracias. Contestó él, mientras se dibujaba una gran sonrisa en su rostro.

Sin darse cuenta, ella estaba hablando con alguien, ya no se sentía tan sola como de costumbre. No conocían el motivo ni el por qué; pero llevaban algo más de tres horas conversando. Parece que para Natalia, Carlos era una persona realmente especial y viceversa.

Poco después, Carlos la invitó a comer, y Natalia no tuvo más remedio que aceptar la propuesta. Y allí seguían sentados en aquel alegre chiringuito conversando.

Al terminar la comida, decidieron volver al lugar exacto donde estaban sentados esa mañana, el lugar donde se habían conocido. Ambos seguían observando el mar, aunque Natalia seguía mirando fijamente aquellos ojos azules que tanto le asombraron. Poco después él no tuvo más remedio que hacer una pregunta:

-¿Alguna vez has estado en el paraíso?

-No. Contestó ella extrañada.

-Pues para eso estoy yo hoy aquí, a tu lado, para que quizás sólo por un día, puedas ser feliz, notar que estas junto a alguien y no sentirte sola, o como lo llamo yo: pisar, tocar y sentirte en el mismo paraíso.

Ella extrañada, y sin saber que decir, solo se limitó a seguir observando sus ojos.

Estaba ya avanzada la tarde, cuando ella sin poder casi poner remedio a ello, se echó a dormir, colocando su pequeña cabeza junto al muslo de aquel chico. Antes de dormirse, quiso ver de nuevo brillar esos ojos azules que tanto le habían cautivado. Un poco más tarde, Natalia ya se encontraba con los ojos cerrados; y quizás se pueda afirmar que mientras dormía, estaba pensando en Carlos.

Al despertar, fue directa a fijar su mirada en la de Carlos, pero algo había pasado, él ya no estaba allí, ya no seguía junto a ella, probablemente se habría marchado. Natalia quedó totalmente decepcionada y abatida, no sabía como reaccionar en ese momento. Y sin más, puso rumbo de vuelta a casa, aunque caminando a paso lento y derramando lágrimas sin control. Más tarde decidió olvidar lo ocurrido ese día, y seguir con su rutina, la de estar sola. Aunque algo sí que había cambiado para ella.

Nunca más volvió a saber nada acerca de aquel chico tan apuesto, y con esos profundos ojos azules, llamado Carlos; pero desde aquel día todas las mañana Natalia volvía a la misma playa, la misma orilla, se sienta frente al mar; y en ese momento, siente la brisa acariciando su cara; e inesperadamente, pisa, toca y se siente en el mismísimo paraíso. Puede parecer imposible o raro pero desde aquel entonces Natalia ya no se siente sola, es cómo si se hubiese transformado, así, sin querer en otra persona, en una persona más feliz. Según mira el mar, confunde ese color tan característico, con el de los ojos de aquel chico, recuerda que algún día atrás estuvo junto a él; aquel chico que le hizo feliz en un solo momento.

¿Malabares o leyes?

 

 

Laura era una chica de diecisiete años muy normal. Era una adolescente muy inteligente, y además tenía muchos amigos.

Se le daba muy bien el deporte, y era una estudiante ejemplar. Respecto a su familia, tenía un hermano más pequeño que ella, y unos padres que querían lo mejor para sus dos hijos.

 

Laura vivía en una casa, al lado del instituto, al que iba todos los días. Ella era feliz con su vida, la consideraba perfecta.

Pero sabía que tarde o temprano esa vida daría un giro, ya que se acercaba la hora de elegir aquello a lo que se quería dedicar, porque de ello dependería su futuro, el cual quería que fuese perfecto también.

 

Desde pequeña, sus padres le habían enseñado el mundo de las leyes y la justicia. Estaban convencidos de que su hija Laura sería una abogada  muy importante y conocida.

A ella no le convencía esa idea, pero veía tan ilusionados y convencidos a sus padres, que al final optó por autoconvencerse de que era lo mejor para ella, ya que así lo pensaban sus padres.

 

Una tarde, un amigo la llamó para invitarla al circo, porque actuaba su tío, y las entradas eran gratis. Laura aceptó encantada, y fue con su amigo al circo. Allí, mientras estaba sentada viendo aquel grandísimo espectáculo, con una sonrisa de oreja a oreja, por un momento, envidió a alguien por primera vez, a los acróbatas y payasos, parecían tan felices.

Tras el espectáculo, fueron a los camerinos a ver al tío de su amigo. Allí, Laura quedó maravillada por lo que vio: disfraces, colores por todos los lados, monociclos, malabares, pinturas…Era como si estuviese en el cielo. Le encantaba aquel ambiente.

 

Un año después, llegó el día de la graduación de Laura. Sus padres estaban emocionados y muy orgullosos de su hija. Había sacado notas excelentes, y ahora iría a la universidad para estudiar derecho. Sin embargo, Laura no parecía muy contenta.

Miró a sus padres con lástima desde la tarima en la que estaba recibiendo su diploma, y salio corriendo mientras lloraba.

Corrió y corrió. No soportaba la idea de estar agarrada toda su vida a algo que no le gustaba. Así que huyó hacia aquel lugar en el cual hace un año se había sentido como un ángel, el circo, el mundo del arte y del espectáculo.

Se había separado de sus padres, porque sabía que los decepcionaría.

 

Un día, los padres de Laura fueron al circo a pasar la tarde, y vieron allí a su hija, los ojos se le llenaron de lágrimas, por fin la encontraban y sabían algo de ella.

Laura mantuvo su mirada hacia ellos, una mirada que parecía querer decir mil cosas, pero que no podía porque estaba llena de lágrimas.

Entonces, sus padres sonrieron, su hija era una gran artista, y lo más importante de todo, era feliz por serlo.


relato

David Samuel Rueda Nieto Nº27 3ºD ESO

Oswold y Publio

Hacia el año IX D.C. a orillas del Danubio, estaban las poderosas legiones romanas listas para la gran batalla por la toma de Germania. El ejército romano estaba demasiado confiado debido a los grandes dotes estrategas de su general Publio Quintilio Baro.
Pero lo que los guerreros de Roma no sabian, era que, al otro lado del río, en las sombras de los árboles,aguardaba un enorme ejército germano dispuesto a pelear y vigilando sus movimientos, ellos tenían a la cabeza a un general temido por toda Roma, ese era Oswold, el germano y era un gerneral y un guerrero extraordinario.
Se levantó al cabo de unos minutos una peligrosa ventisca helada que hizo que los romanos descubrieran la posicion germana. Los romanos, al ver a los germanos fueron detrás de ellos hasta que los perdieron cerca del claro del bosque. Los bárbaros se escondieron entre los árboles del claro para emboscar a los legionarios.
Allí, en el claro, las legiones fueron sorprendidas por la inesperada emboscada de los nórdicos, y pocas horas después los flancos de los romanos estaban muy deteriorados y dañados y también con la ventisca encima eran mucho más vulnerables, pero, un rato mas tarde los germanos tambien se veían con dificultades para luchar, pero en en campo de batalla aun así quedaban dos guerreros...
Publio y Oswold seguian matando hombres sin piedad alguna llamandose a gritos, pronto se encontraron y fueron al ojo de la ventisca mientras peleaban salvajemente, hasta que, a la noche, dejaron de pelear, y, cansados, se levantaron con las pocas fuerzas que les quedaban, juntaron sus armas y las levantaron en signo de igualdad y amistad...

"La Estrella que une al amor"

"La Estrella que une el amor"

En Tai Wan,China,había un joven de 25 años que procedía de una familia rica,sus padres poseían una empresa de joyas llamada Arrow Ou.Esta era unas de las grandes empresas con mayor éxito.El joven llamado Jimmy era un diseñador y un piloto de fórmula 1.Había una chica llamada Lisa que trabajaba con Jimmy,era una diseñadora y a él le atraía mucho. Pasados varias semanas le pidió salir,cuando lo escuchó Lisa pensó que como era el hijo de su jefe le podía ayudar en su carrera como diseñadora y ser unas de las más queridas.Ella pensado en eso aceptó.Más tarde,después de estar dos meses juntos Lisa consiguió ser una diseñadora profesional como ella quería.Al día siguiente en la oficina Jimmy le pidió que se casase con él,que sería la mujer más feliz del mundo.Lisa al escuchar aquellas palabras se sintió muy mal por haberle hecho eso, Lisa tan deseperada le dijo la verdad, que se merecía alguién que le quisiese y se disculpó.Jimmy al oír lo que había dicho le dijó que lo lamentará por haberle hecho eso.Él salió de la oficina y se fue a dar un paseo.Jimmy estuvo pensando varios días en lo que dijo Lisa.Ya tras un largo periodo Lisa le dijo perdón,que lo sentía mucho que la perdonase.Jimmy le dijo que lo dijese tantas veces como quería pero que nunca la iba a perdonar porque había jugado con sus sentimientos y el día en el que Jimmy le dijo a Lisa que lo iba a lamentar,dijo que se olvidase de eso que ya no le quería hacer nada.Después de dos años,un día,Jimmy conoció a una chica llamada Estrella.Estrella tenía la misma edad que Jimmy,desde aquel momento empezaron a salir juntos como buenos amigos, y asi todos los días.Un domingo por la mañana Jimmy se dió cuenta de que Estrella era la chica que estaba esperando y le pidió que fuera su novia,ella tan contenta le dijo que sí.Desde entonces se hicieron novios.Iban pasando días y meses hasta que Jimmy le pidió matrimonio.Ella asombrada dijo que se lo tenía que pensar que era una decisión muy difícil de responder,Jimmy le contestó que se tomase todos los días que quisiera que la iba a esperar.Días después, Estrella le dijo que sí.Jimmy muy contento fue a decírselo a sus padres,en cuanto los padres lo supieron se pusieron tan felices que empezaron a preparar los preparativos de la boda.Al estar todo preparado para el casamiento,por fin llegó el día.Una vez casados tuvieron dos hijos una niña y un niño,la chica se llamaba Estela y el chico James.Pasaron cuatro años hasta que el padre concedió el puesto a Jimmy como próximo director y jefe de Arrow Ou y fueron la familia más feliz del mundo.

KILÓMETRO 23


Hace ya unos meses que pasó, y aun no se va de mi cabeza esa imagen borrosa, una fría noche de verano en Madrid…

 

Era 21 de Julio  y estábamos toda mi familia y yo en el pueblo de mis abuelos, lejos de ruidos, prisas y contaminación, allí solo había tranquilidad y un continuo estado de relajación absoluta.

Allí estábamos todos, mi hermano, mis padres y mis abuelos en su pequeña casita pasando un tiempo del verano, después de estar todo el año en la Capital.

Esa casa era bastante antigua y mas pequeña de lo normal, pero poco a poco mis abuelos la fueron reconstruyendo y adaptando a su gusto.

A ellos la Capital no les gustaba especialmente, es mas, hacia ya años que ni la pisaban y por ellos así seguiría, según ellos la Capital está hecha para la 'gente moderna'.

Mis abuelos estaban ya muy mal, apenas podían mantenerse en pie, y tampoco es que se les diese precisamente bien las nuevas tecnologías, es mas no habían tocado un ordenador en su vida, y el móvil que le regaló mi padre estaba todavía en la caja, perdido en cualquier cajón.

Según los médicos apenas iban a aguantar hasta el final del verano, es por eso el motivo de nuestra visita, queríamos que viesen por última vez Madrid en todo su esplendor.

Después de un par de días intentando convencerles al final lo conseguimos entre todos por lo que el día 23 de Julio partiríamos hacia Madrid.

Llego el tan ansioso día, en el que por cierto se anunciaba tormenta, y todos hicimos nuestras maletas, así pasaba el tiempo hasta que llegó la noche y nos pusimos en marcha, la predicción no se había equivocada y una tormenta inundó los cielos dejando caer toda su furia.

Aun así mi padre quiso continuar hacia delante y nos pusimos en marcha, el viaje tenia previsto que tardase sobre unas dos horas más o menos.

Llevábamos ya una hora y media cuando de repente  note un escalofrío en el cuerpo, mire a mi alrededor y vi a toda mi familia durmiendo menos a mi padre pues era el que conducía, entonces mire a mi padre y como de repente se le cambiaba el gesto en su cara, miré a la carretera y entonces lo vi… una persona, tal vez un animal… no lo se, lo único que sé es que mi padre lo intento esquivar saliéndose de la calzada y perdiendo totalmente el control del coche en ese momento una orquesta de gritos desoló el interior del coche…

 

Cuando desperté estaba medio inconsciente y lo primero que pregunté fue donde estaba toda mi familia, note como los médicos se miraban conteniendo la respiración sin atreverse a decir nada, hasta que por fin uno se me acerca y me dijo las seis palabras que nadie quiere oír en un hospital…:

 

'Lo siento, hicimos todo lo posible…'

 

Solo, estaba complemente solo… el mundo se me vino encima.

 

 

Alejandro Plaza Casals     Nº 15     4ºB ESO

Madrid, habitación número 13, ¿qué mejor lugar?

Habían pasado tantos años después de la última vez que la vi, haciendo un cálculo rápido, alrededor de diez veranos. ¿Habría cambiado? Y lo más importante; la pregunta que tantas veces me he hecho y que tanto me duele pensar: ¿Habría conocido a alguien especial?

Recuerdo como si de ayer se tratara, la última vez que la vi, aún con los ojos llenos de lágrimas estaba guapa, que digo, más guapa que nunca.

Fue subirse a ese tren y deshacerse en mil pedazos mi corazón. Bueno, basta, fuera de los recuerdos. Ahora toca ser fuerte e ir allí, pero, ¿por qué? ¿por qué se habrá acordado de mi?, ¿cuándo habrá vuelto? Cuando he leído su sms me ha entrado un escalofrío por todo el cuerpo solo de imaginar como será nuestro encuentro.

Miro el reloj, son las 19:00. ¡Que tarde es! Me ha dicho de quedar dentro de media hora. Puf, había perdido la noción del tiempo. Salgo rápido de casa y me dirijo a la puerta del hospital 12 de Octubre.

Corro, no me siento las piernas, solo siento los fuertes latidos de mi corazón. Ya he llegado pero… no la veo. Eh espera, esa cara me suena. ¡Es Cristina, su madre! La veo dirigirse hacia mí. Está pálida y tiene muchas ojeras.

-Hola Victor, cuánto tiempo. Te preguntarás qué hago yo aquí; pues bien, Carolina ha tenido un accidente y los médicos nos han dicho que es grave y que no recuerda nada de lo sucedido en sus últimos días. Lo asombroso es que al despertar ha comenzado a gritar tu nombre y me he visto en la necesidad de hacerme pasar por ella para que vinieras. Ahora por favor, entra.

Me he quedado atónito, aturdido, me siento mareado. Entro en la habitación número 13, tal y como me ha dicho el recepcionista, está oscuro, pero veo una sombra, su sombra. La miro, me mira, conocería esos ojos en cualquier parte. Es ella. Me siento a su lado, está intentando incorporarse, la ayuda con mucha delicadeza. Esboza una débil sonrisa pero tan dulce como siempre.

-Madrid, donde se cruzan los caminos; habitación número 13, ¿qué mejor lugar? Victor hay llamas que nunca se apagan, amores que nunca dejarán de existir, momentos imposibles de olvidar. Los médicos me han dicho que estoy mejorando, pero yo sé que no. Siento que mi corazón se apaga. Quiero que seas la última persona a la que vea.

-¡Carolina no!- Carolina cierra los ojos lentamente y se recuesta entre mis brazos. La toco, no se mueve, no respira, me ha dejado. Se ha ido, ella, la razón de mi existencia.

 

Carmen Mª García Baeza. Nº7 4ºA   

LUNA CARMESÍ

Aquella noche estaba más oscuro que de costumbre. Las farolas iluminaban el camino en pequeños círculos, casi uniformes. No me acuerdo del motivo por el que estaba yo allí aquella noche, pero sí que tenía muchas ganas de volver a mi casa.

Al girar hacia la derecha, saliendo de aquella calle solitaria, me di cuenta de que la luna estaba llena y enorme, casi como si me estuviese vigilando. Mientras me encontraba embobado mirando la luna como si no tuviese nada que hacer, un ruido que provenía, seguramente de un contenedor, hizo que pegase uno de los mayores saltos que he dado en mi vida por un susto. Desvié la mirada un momento para mirar si era algún ladrón o un animal, pero, para mi sorpresa, era una chica de pelo plateado, de ropas un tanto góticas, que estaba dentro de un contenedor. No se cómo pudo acabar allí, pero en ese momento solo se me ocurrió ayudarla. Al salir del contenedor, la chica, sin apenas darme las gracias, dijo:

-No deberías estar aquí. Si te ve uno de 'ellos' estarás perdido.

Vale, no había comprendido nada. No sé a qué se refería con 'ellos' pero yo, viendo que no tenía otra opción, decidí hacerle caso. Cuando ya había desaparecido del callejón, aquella chica se acercó corriendo hacia mí, con aquellos tacones con los que se veía imposible andar y agarró fuerte mi brazo. No es que me molestase, al contrario, pero la cara de la chica sí que me preocupó. Estaba blanca y con una vocecilla distinta a la de hacía escasos momentos dijo:

-Corre. Ya están aquí.

Todo se quedó en silencio, pero de repente, se empezó a escuchar desde lejos como si algo estuviese destruyendo cada casa. Ese ruido se estaba acercando cada vez más, y yo, paralizado del susto, me quedé perplejo cuando vi que, efectivamente, debía de huir.

Cogí a la chica de la mano y salimos corriendo sin saber que había detrás de nosotros. No pude ni disfrutar de haberle cogido de la mano a una chica tan guapa cuando algo apareció delante nuestra. Sí, sin duda, eran hombres lobo. Nunca había estado más seguro en mi vida. La chica explicó:

-Hoy ha comenzado la guerra de los vampiros contra los hombres lobo. Todos los humanos deberían estar en su casa, pero veo que tú eres de los pocos que van a presenciar la guerra. Ten cuidado y no dejes que te vean.

Cuando estaba a punto de responder, la chica dio un gran salto y empezó a luchar contra aquellos seres con cara de lobo y corpulento cuerpo. Los vampiros atacaban con sus largas unas y sus colmillos, mientras que los lobos preferían morder a los vampiros y destrozarlos a base de golpes. En uno de los ataques, lanzaron un bloque de hormigón hacia mí. Conseguí esquivarlo, pero me rocé la mano, y empezó a chorrear demasiada sangre, más de la que me esperaba. En ese momento, la vampira se acercó a mí y con los ojos piadosos y de color dorado, dijo:

-No te voy a matar, pero si te va a doler un poco. Con esto se cortará la hemorragia.

La chica del cabello plateado acercó suavemente sus fríos labios a mi mano y con suavidad abrió la boca y clavó sus colmillos como agujas. Después de eso, la herida cicatrizó y con una dulce sonrisa se dirigió a la zona de combate. La lucha no termino hasta el amanecer. Después de eso, las casas volvieron a la normalidad y parecía como si nunca hubiese pasado nada. Pero desde aquello, siempre he recordado a aquella vampira, mirando mi mano con la cicatriz que todavía perdura en ella. Se puede afirmar que aquella noche la luna se había teñido por completo de un profundo rojo carmesí.


Alicia Moreno Martínez Nº 20, 3º B                                                          23/04/10   

 

Cada día es único

Relato: Cada día es único.

Nuestra historia comienza en la habitación de nuestro protagonista, un chaval alto, rubio y de ojos azules, su nombre es Luis. En este mismo instante se encuentra durmiendo, aunque no por mucho tiempo, su madre todos los días lo despierta siguiendo todo un ritual. Se acerca sigilosamente a la cama y empieza a caminar con sus dedos sobre el pie de Luis, mientras este último se revuelve en la cama. Tras despertarse, Luis baja al comedor para desayunar, esta de mal humor ya que piensa que su vida es aburrida, siempre dice que hace lo mismo, se levanta, va a la escuela y se acuesta, pero esto muy pronto va a cambiar. Un día normal y corriente o aburrido como él decía se encontró yendo al colegio a un anciano que estaba intentando cruzar un paso de peatones, Luis se dio cuenta de que ningún coche le daba paso así que decidió ayudarle. Tras pasar el paso el anciano le dio mil veces las gracias, el anciano se dio cuenta de que algo le pasaba a aquel niño y se decidió a preguntar que es lo que le sucedía. Luis le explico todo y el anciano se puso a reír a más no poder. Se sentó en un banco y le explico que eso no era un problema, que poco a poco iría entendiendo que cada día en la vida es algo único, un regalo. Luis se sorprendió y aun no lo entendía, el anciano prosiguió diciendo que el cada día podría hacer algo nuevo, por ejemplo ayudar a un anciano a cruzar la calle, ayudar a su madre en la compra...A esto él respondió que eso era una tontería nada importante. El anciano se levanto y le contesto: Los pequeños detalles son los que al final mas cuentan. Tras decir esto y sin ninguna palabra más se marcho. Luis se dio cuenta de que lo que aquel hombre dijo era cierto y comenzó a vivir todos los días de su vida como si fueran únicos, pensado que cada día es único, un regalo…

 

Alberto Godoy Caro 3ºB ESO   

DESTINO AZUL

A Marina siempre le fascinó el mar; todos los misterios que alberga ese gran manto azul; ella siempre deseó poder bucear entre sus habitantes, descifrar todos sus misterios.

Todo comenzó a la temprana edad de tres años, sus padres y ella estaban en un crucero en alta mar, y en un descuido, ella cayó al oleaje, sus padres alarmados, se zambulleron en su rescate. Y de repente de entre las olas, surgió un majestuoso delfín, que le rescató de morir ahogada.

Desde entonces, Marina siempre quiso saber dónde estaría el animal en cada instante, y por qué actuó como lo hizo; en ese momento decidió que su trabajo estaría ligado al mar.

A la edad de veinticinco años, comenzó a trabajar como bióloga marina; su sueño se había cumplido, pero aún así se sentía incompleta; el delfín era un  recuerdo imborrable del pasado.  Cada día iba a la orilla del mar a observar la puesta de sol, cuando admiraba la cálida y tenue luz del astro, le parecía ver la silueta del que un día le salvó, y que regresaba por ella.

No se sentía parte del mundo al que pertenecía, cuando estaba en la superficie calmada del agua salada sentía que todos sus problemas desaparecían y que era capaz de realizar cualquier cosa que se propusiese, deseaba poder estar permanentemente allí y no salir nunca de aquel maravilloso mundo marino.

Pasaron los años, y el volver a la orilla seguía siendo una obsesión para ella, el día del crucero era un recuerdo tan abstracto como la tristeza, y el mar le invitaba a ser parte de él, aunque ella sólo podía resignarse a contemplarlo desde tierra firme.

Continuó viviendo con ese pesar en su pecho. Pero su tristeza era cada vez mayor. Un día no pudo continuar luchando  con sus sentimientos, y estos jugaron en contra de su razón, arrojándola a las olas del mar. En el instante en el que el agua entró en contacto con su piel, cerró sus ojos y su sueño se vio realizado, pudo apreciar una sombra que se hacía cada vez más intensa: el delfín nadaba a su lado; había hallado la solución a sus dudas, el mamífero se lo reveló; ese animal en un pasado, había soñado como ella. La ilusión de vivir bajo agua hizo que su cuerpo adoptase la silueta de un delfín; que era lo que le estaba sucediendo a Marina. Ella nunca había experimentado tanta felicidad y sosiego como en aquel instante.

Al fin se sentía en su sitio, el océano.


23/4/10               Ana del Mar Salmerón López             Nº28           3ºB    E.S.O

La puerta secreta

 
María Abad Espadas 3ºB                                                                                                                                                                     23-04-10
 
 
 
Hace cuestión de un año más o menos, ocurrió un asesinato en la ciudad de París; los policías todavía están investigando el caso, ya que se trata de un acto brutal nunca antes ocurrido.

 

Las víctimas son una familia de clase social alta formada por dos hijas de 3 y 15 años, un padre de 43 y una madre de 39.

El lugar del crimen es la casa de la familia Rosset, nombrada anteriormente; en ella apenas se han encontrado pruebas que acusen a nadie, no hay rastro de sangre, huellas ni de otro tipo de pista.

 

Tres semanas después de lo ocurrido apareció un testigo, un vecino de los Rosset; decía a ver visto la noche del asesinato a un hombre extraño, presuntamente iba de negro, con una larga capa que le cubría hasta los talones y un sombrero que no permitía ver nítidamente la cara del supuesto sospechoso.

 

Los policías intentaron recaudar más información acerca del misterioso hombre de negro, pero ningún otro vecino sabía nada sobre dicha persona.

 

Pasaron los meses y las pistas escaseaban, el jefe de policía decidió cerrar el caso por falta de pruebas pero uno de los policías quedó tan intrigado con el misterioso asesinato que decidió seguir investigando por su cuenta.

Comenzó por el principio de toda esta historia; se dirigió a la casa de las víctimas y estudió detalladamente cada uno de sus rincones. El tiempo pasaba y él no encontraba nada, hasta que de pronto apareció ante sus ojos una puerta secreta, situada detrás de un lujoso sofá, la abrió y entró.

Daba a una sala oscura y pequeña en la cual se encontraban las pruebas que todo el mundo buscaba, sangre, pelos e incluso huellas y una muestra de saliva.

 

Con su equipo de investigación llevó todo eso al laboratorio donde fueron estudiadas de forma detallada.

Cuando llegaron los resultados comprobaron que el asesino fue el vecino, el único supuesto testigo encontrado.

 

La policía acudió rápidamente  a la casa de este, donde los esposaron y lo llevaron a comisaría.

 

Allí fue juzgado a 30 años de prisión.

El niño que ansiaba un yoyó

Una tarde triste, nublada, donde finalizado los deberes, Diego se encontraba aburrido en su casa. Desesperado ante su inactividad, buscó y rebuscó juguetes para divertirse.

Lo único interesante que pudo encontrar, fue un antiguo y deteriorado yoyó. Pese a su mal estado, el niño jugó con el yoyó para saciar su deseo de jugar. Aunque este, nada más de lanzarlo, se rompió la cuerda… y se fue el sueño de disfrutar con un juguete.

Ante el nerviosismo que genera no hacer nada, Diego se dirigió a Madre para pedirle un favor: que le comprará un yoyó nuevo y reluciente.

Con esta situación, Madre decidió no comprárselo, ya que el yoyó que quería Diego era muy caro y no podían permitírselo.

Como surge la luz de los faros del coche entre la niebla, Madre tuvo una gran idea, cada vez que Diego visitará a Abuelo, Madre daría a Diego un euro.

Abuelo estaba postrado en una cama por su terrible enfermedad. Hacía mucho tiempo que Abuelo no salía a la calle y estaba muy pálido.

Diego fue a visitarlo muy a menudo para conseguir su recompensa y acercarse al gozo de un niño, que no es otro que disfrutar con los juguetes. Pero descubrió que el estar con Abuelo era importante, ya que le producía la felicidad tanto a Abuelo como a Diego, que conseguir un simple juguete como un yoyó.

Cuándo por fin consiguió el ansiado juguete, quiso enseñárselo a Abuelo. Aunque descubrió que no estaba en su casa, sino en el hospital.

Una tarde triste y fría, en la que Diego se dirigió al hospital con Madre, murió Abuelo de forma repentina.

Diego maldijo no haber estado más tiempo con Abuelo. Comprendió que lo importante en la vida, no es tener, sino dar.

La vida brindó una lección a Diego: "Da felicidad a quienes te rodea y tendrás un tesoro en tus manos"

                                     FIN

 

                                                                       Juan Alberto Muñoz León

                                                                             

Un amor para siempre

Hoy hace ya veinticinco años de aquel día, y creo que todavía no lo he asimilado por completo. Estaba yo sentada apoyando mi espalda sobre el tronco de un árbol milenario cuando llegó él. Venía cargado con la comida que yo le había encargado así que me levanté del suelo para ir a ayudarle. Traía los vaqueros sucios y las mangas de la camiseta estirajadas debido a su obsesiva manía de estirar su ropa cuando está nervioso. Me pregunté qué le pasaría para estar así, pero no le di importancia, así que dejé esa idea fuera de mi mente.

Colocamos la comida del picnic en el suelo, sobre una manta que la protegía de la hierba y de todo bichito que por allí rondase. Nos sentamos en el suelo y empezamos a comer. Estuvimos hablando durante todo el almuerzo. Conversamos sobre nuestras experiencias durante esos cuatro años de noviazgo, compartimos nuestros pensamientos, nuestras ideas. Entre él y yo no había ningún secreto porque entre los dos éramos uno.

De repente, al terminar el postre, se quedó mirándome. Sentía sus brillantes ojos azules clavados en los míos e intentaba esconder sin éxito una sonrisa que luchaba por salir sobre su rostro. Entonces le pregunté extrañada pero con una cierta felicidad inexplicable en mi interior qué le pasaba.

-       Verás, yo… -comenzó a contestarme pero empezó a balbucear sin lograr articular una palabra en claro.

-       ¿Qué te pasa? –pregunté sonriéndole para intentar transmitirle un poco de confianza.

-       Pues es que yo… querría saber si tú… -se aclaró la garganta y continuó- ¿te quieres casar conmigo?

     El corazón me dio un vuelco al escuchar esas palabras. Es lo que había estado esperando desde hacía mucho tiempo.

-       ¡¡Sí!! –le contesté entusiasmada.

     Estaba emocionada. Había estado esperando ese momento desde el instante en que lo conocí y justo esa mañana, en medio de un bosque primaveral, el hombre que más quería en el mundo se me había declarado. Nos quedamos mirando mientras mi corazón latía a una velocidad que parecía que quería escapar de mi pecho. Y entonces forjamos nuestro amor con un beso. Un beso que, deteniendo el tiempo, juró que aquello sería para siempre.

     Y sigue siendo para siempre porque, aún hoy, cuando recuerdo ese mágico momento, el corazón me da un vuelco y saltan las chispas de un amor que nunca se apaga. Un amor infinito. Un amor que cruza las fronteras del espacio. Un amor para siempre.

 

 

 

María del Mar Suanes Sebastián

4ºA