jueves, 29 de abril de 2010

Corazón de Tierra

Versa una vieja leyenda, contada desde tiempos inmemoriales en unas modestas aldeas costeras de China, que un joven explorador se topó, en una pequeña gruta en el terreno, con una pequeña caja. Era austera, de madera oscura, y maltratada por los elementos. El explorador se extrañó, pero su curiosidad le llevó a abrir la caja.


Dentro de ella, encontró una pequeña esfera de arcilla, moldeada de manera irregular. Junto a ella, otra caja, más pequeña, ocultaba un conjunto de pequeñas agujas, de fino metal. Además, contenía un pequeño papel amarillento y gastado por el tiempo. El muchacho decidió leerlo, pausadamente, ávido de resolver el misterio de la pequeña caja.


Escrito en su propio idioma, el papel le indicaba que cada una de las agujas simbolizaba dos cosas. Una de ellas era la representación de un avance cumplido, un problema resuelto, el triunfo, la victoria. El joven entornó los ojos, extrañado, y siguió leyendo. A continuación, el papel indicaba que, para completar el acto que simboliza la aguja, ésta debía clavarse en la esfera de arcilla, que simbolizaba la Tierra, el planeta.


El joven abandonó la caja donde la encontró, y huyó contrariado, por haber siquiera pensado en dañar la Tierra para satisfacer sus deseos. La leyenda cuenta que muchos otros viajeros la encontraron, de un modo u otro, en los días, los meses, los años y los siglos siguientes. Grandes avances ocurrieron, los problemas más insólitos se resolvieron, y la raza humana tuvo muchas victorias.


Se dice que un hombre, conduciendo un flamante vehículo, pasó por una zona industrial, con tan mala fortuna que sufrió un accidente, quedando inconsciente. Al despertar, tenía frente a él la misma gruta, la misma caja, que encontró el explorador hace ya varios siglos.


El hombre, tan extrañado y curioso como fue el explorador, abrió la caja, encontrando lo mismo que la llenaba en el pasado. Leyó el mensaje, esta vez escrito en su propia lengua, y observó la esfera de arcilla. Esta se mostraba rodeada de finas agujas, más de la mitad que la pequeña caja había contenido antes.


El hombre no comprendía el significado de ese mensaje. Aunque sintió que algo malo pasaba al observar esa desmejorada y agujereada esfera. No supo ver el corazón de la tierra en esa arcilla, ni las heridas causadas al mundo en las agujas clavadas, ni las que se sufrirá en el futuro, representadas por las que la pequeña caja aún escondía, esperando su momento para atacar, sin prisa pero sin pausa.


La leyenda cuenta que las agujas ya clavadas podían retirarse, y la esfera de arcilla podía volver a ser como antes. Sin embargo, estaban atadas a la esfera con tanta fuerza que harían falta miles de millones de personas empleándose a fondo para retirar sólo una. No sería posible reunirlas. Pues solo es una esfera de arcilla, blanda, inerte, eterna, y sin peligro de descomponerse...¿O no?


Joaquín Castillo Escamilla 4ºC