martes, 27 de abril de 2010

VACACIONES ANTICIPADAS

Todo lo contado a continuación sucedió hace unos años en un bonito pueblo al norte de España.

 

Mediados de noviembre, día nublado, los niños van al colegio agarrados de la mano de su madre, los jóvenes salen de su casa corriendo, deben coger un autobús para ir al instituto en un pueblo cercano, las personas mayores recorren las calles de la localidad en su paseo matinal, los que tienen menos suerte, madrugan para ir a trabajar. Todo parece normal hasta el momento.

 

De pronto, a las doce del mediodía comienza a caer grandes copos de nieve. Los niños salen de sus aulas y se amontonan en el patio para ver nevar. A los pocos minutos, la nieve había cuajado y los chavales empiezan la ya típica pero siempre divertida guerra de bolas de nieve, mientras, los más pequeños hacen con ayuda de las profesoras un gran muñeco de nieve.

 

Los ancianos  que están en la plaza hablando de sus cosas, cuando aprecian que está nevando   se apresuran al centro de jubilados para calentarse. Allí toman su café y como no, juegan su partida de cartas. Todos se preguntan cómo ha llegado tan pronto la primera nevada del año.

 

Los chicos que estudian fuera del pueblo, cuando se acaban las clases, se dan cuenta que el viaje de regreso  va a ser un poco complicado.

 

La nieve sigue cayendo sin cesar durante todo el día.

 

A la mañana siguiente, el pueblo se despertó con una escena blanca, más de un metro de nieve en las calles y copos que no paran de caer. La gente no podía ir a trabajar, ni los chicos ir a clase y muchos menos los ancianos al paseo o al centro de jubilados.

 

Esta situación siguió durantes una semana, la actividad del pueblo se paralizó y todos disfrutaron de unas vacaciones de navidad anticipadas.

 

 

 

 

                                                                                                                                                                                Juan Manuel Castilla