martes, 27 de abril de 2010

La puerta secreta

 
María Abad Espadas 3ºB                                                                                                                                                                     23-04-10
 
 
 
Hace cuestión de un año más o menos, ocurrió un asesinato en la ciudad de París; los policías todavía están investigando el caso, ya que se trata de un acto brutal nunca antes ocurrido.

 

Las víctimas son una familia de clase social alta formada por dos hijas de 3 y 15 años, un padre de 43 y una madre de 39.

El lugar del crimen es la casa de la familia Rosset, nombrada anteriormente; en ella apenas se han encontrado pruebas que acusen a nadie, no hay rastro de sangre, huellas ni de otro tipo de pista.

 

Tres semanas después de lo ocurrido apareció un testigo, un vecino de los Rosset; decía a ver visto la noche del asesinato a un hombre extraño, presuntamente iba de negro, con una larga capa que le cubría hasta los talones y un sombrero que no permitía ver nítidamente la cara del supuesto sospechoso.

 

Los policías intentaron recaudar más información acerca del misterioso hombre de negro, pero ningún otro vecino sabía nada sobre dicha persona.

 

Pasaron los meses y las pistas escaseaban, el jefe de policía decidió cerrar el caso por falta de pruebas pero uno de los policías quedó tan intrigado con el misterioso asesinato que decidió seguir investigando por su cuenta.

Comenzó por el principio de toda esta historia; se dirigió a la casa de las víctimas y estudió detalladamente cada uno de sus rincones. El tiempo pasaba y él no encontraba nada, hasta que de pronto apareció ante sus ojos una puerta secreta, situada detrás de un lujoso sofá, la abrió y entró.

Daba a una sala oscura y pequeña en la cual se encontraban las pruebas que todo el mundo buscaba, sangre, pelos e incluso huellas y una muestra de saliva.

 

Con su equipo de investigación llevó todo eso al laboratorio donde fueron estudiadas de forma detallada.

Cuando llegaron los resultados comprobaron que el asesino fue el vecino, el único supuesto testigo encontrado.

 

La policía acudió rápidamente  a la casa de este, donde los esposaron y lo llevaron a comisaría.

 

Allí fue juzgado a 30 años de prisión.