A mediados del siglo XIII,en plena de la Edad Media,había un lejano reino del
noreste de Europa en el que casi todos los lugareños pasaban los días tocando
los típicos instrumentos de la época como el arpa,el laúd o el órgano en conciertos,
misas,fiestas…
Pero había una pequeña minoría de la sociedad que no tenía el suficiente dinero
para adquirir esos instrumentos y se ganaba el pan de cada día trabajando
en un pequeño circo. Recorrían las aldeas del país en busca de espectadores
pero prácticamente nadie pagaba diez denarios por ver un espectáculo circense
ya que en ese reino lo más apreciado era la música.
Tal era el fracaso que un noche el dueño del circo y patriarca del grupo decidió
emprender un camino por el continente en busca de mayor fortuna,espectadores
y éxito y , al salir el sol, la compañía formada por los artistas,los hijos de estos
y los pocos animales que tenían ,inició su periplo.
Tras superar peligrosas emboscadas en frondosos bosques, el calor sofocantes
de las mesetas, las frías montañas heladas y hasta las lavas de un volcán
la expedición llegó a un soleado y gran reino del sur de Europa donde la
gente vivía de forma alegre y su única preocupación era disfrutar de los
buenos momentos de la vida. Los artistas decidieron comprobar si su suerte
cambiaba en este nuevo reino y cual fue su sorpresa que todas las sesiones se
llenaban, el público disfrutaba y no solo eso sino que los espectadores les
ovacionaban y les lanzaban monedas al término del espectáculo como signo
de agradecimiento y satisfacción por haberles hecho pasar un rato tan agradable.
El grupo siguió recorriendo todos los rincones de ese alegre reino para acercar
a sus habitantes un par de horas de risas.Su fama llegó hasta el mismísimo rey
del país que les invitó al palacio para llevar el espectáculo a la Corte y tal fue la
diversión de la que gozaron el monarca y sus súbditos que les preguntaron que
de dónde veían. Al conocer la historia de la compañía y el rechazo que habían
sufrido ,les invitaron a quedarse en su alegre y humilde reino y mejoraron las
condiciones del circo:la carpa, las gradas, contrataron nuevos intérpretes…
La fama de la compañía siguió creciendo y llegó a los oídos de habitantes de
todo el imperio y, por consiguiente, de los lugareños de aquel lejano y triste
reino del noreste de Europa que tiempo atrás había rechazado a la magnífica
compañía circense y tal fue la rabia que les invadió que rogaron a los artistas
que fueran a su reino pero lo cierto es que los intérpretes no eran rencorosos
y volvieron a ese triste y lejano reino del noreste de Europa donde esta vez
las gradas se llenaron y los aplausos resonaron. Al final del espectáculo, el
monarca de ese país les pidió perdón en nombre de todos y les dio las gracias
por haberles perdonado.
Pero la compañía volvió a ese gran y alegre reino del sur donde les habían
acogido tan bien y es que a veces, lo que es rechazado en algunos lugares,
es admirado y querido en otros.
Enrique Rodríguez Fernández 3ºB ESO 23/04/10