martes, 4 de mayo de 2010

Barreras por superar.



No hace mucho tiempo que vivía en la ciudad de Granada un joven llamado Raúl, el cual tenia 12 años. Le gustaba mucho ir a esquiar, no se le daba nada mal, empezó a competir, primero a nivel provincial, luego a nivel nacional, hasta que a sus 17 años consiguió entrar en el equipo nacional español.
Todos los inviernos entrenaba cuatro o cinco horas diarias. En verano, se iba con el equipo nacional a Argentina para no perder el ritmo de competición. Sin embargo, no fue mucho tiempo más tarde cuando Raúl, iba por la calle con sus dos mejores amigos, y un coche, cuyo conductor iba drogado, les arroyó. Los tres perdieron el conocimiento, fue tres semanas más tarde, cuando Raúl, despertó tras haber estado tres semanas al borde de la muerte, apenas recordaba lo que ocurrió, solo preguntaba por sus amigos, y pobre del doctor, el cual se vio en la situación de decirle que habían fallecido de camino al hospital.
Raúl se derrumbó, por un momento no quería seguir viviendo, pero cuando vio a sus padres, se tranquilizó un poco, tranquilidad que no iba a durar mucho, ya que cuando Raúl quiso reincorporarse de la camilla en la que estaba para abrazar a sus padres, noto que algo no iba bien, sus piernas no le funcionaban del todo. Pronto se dio cuenta de que había perdido un 40% de la movilidad de las mismas, lo cual le hizo afrontar una situación difícil, que se complicaba más por el estado que tenia al haber perdido a sus mejores amigos. Tenia que decidir entre pasar toda su vida en silla de ruedas, o esforzarse para volver a recuperar la movilidad de sus piernas, lo cual no era seguro. No obstante fue escuchar una frase de su padre que decía: cuando el dolor es soportable, podemos afrontar los problemas., para tomar la decisión de seguir adelante e intentar recuperar esa movilidad.
Su padre tenía cáncer, y a los dos años del accidente falleció, justo cuando Raúl estaba apunto de terminar la rehabilitación y volver a competir, la vida, le planteó otra difícil situación , tanto esfuerzo para cumplir la promesa que le tenia a su padre de llegar a ser campeón mundial, y no estaría con él para verlo.
Sin embargo, Raúl decidió seguir adelante. A sus 25 años fue cuando en Helsinki
(Finlandia), consiguió su primer titulo mundial, allí Raúl obtuvo una satisfacción personal enorme, porque había conseguido cumplir uno de los sueños de su padre, (aunque él no estuviese ahí para abrazarle y felicitarle), y a su vez, su propio sueño.
 
Manuel Maldonado Felices.