miércoles, 9 de octubre de 2013

EL INDIO SIJ



La historia se remota a mediados del siglo XX, en Nueva York, Estados Unidos. Un país donde se han dado guerras por el racismo, la intolerancia y la desigualdad.
Un turista caminaba por Times Square, una de las plazas con más diversidad de razas en el mundo. De pronto, súbitamente, cayó la noche, y el turista, James, debía volver al hotel. La única manera de regresar a estas horas de la madrugada era cogiendo un taxi, un medio de transporte que jamás se le olvidaría a James.
- Buenas noches caballero, ¿dónde quiere que le lleve?
- Buenas noches, Hotel Gran Plaza por favor. 
El turista observó la vestimenta, raza y acento de este taxista y no tardó en dudar de él.
- Tú...tú no deberías ser taxista. De hecho, dudo de que lo seas, ¿eres pirata? ¿Qué quieres de mí?
El taxista, tan educado como siempre, le dijo mientras se colocaba el clásico turbante de los indios sijes:
- Permítame que le cuente mi historia. Provengo de la India, una tierra sin oportunidades, donde abundan las enfermedades. Con trece años llegué aquí, yo solo, sin familia, sin destino. No pude educarme hasta la mayoría de edad, ni siquiera aprendí el idioma. Subsistí a base del dinero que la gente me daba, dormía en la calle, algunos me miraban con desprecio, otros con lástima. Afortunadamente esto cambió, encontré la salida en los taxis y mi vida se transformó en una completamente distinta. Como puede apreciar es una historia dura y yo nunca olvidaré mis raíces.
El turista quedó perplejo, y añadió mientras el taxista conducía:
- Usted me ha dado una lección moral y de la vida. Sin duda, su historia me ha marcado. Lo siento, de corazón.
El indio sij asintió con la cabeza y le agradeció las disculpas. Ambos, juntos, siguieron el curso de la carretera.

Redactado por: Javier Patón Romero. 3º A de ESO.