sábado, 5 de octubre de 2013

WILFREDO, "EL SABIO"

Wilfredo era un famoso hombre sabio que vivía en Almería, hace ya unos años. Cuando la gente tenía problemas, acudía siempre a él.
 
Una vez, tuvo que resolver un misterio: ¡alguien había robado un valioso collar cuyo valor era increíble! Lo robaron de casa de la reina. Esta, residía en su palacio con ocho sirvientes. Ninguno había visitado la habitación donde se hallaba aquel fantástico objeto, pero aún así, uno de los sirvientes tuvo que robarlo, ¿quién?

Cuando Wilfredo llegó a la casa, los sirvientes estaban esperando; estaban nerviosos. 
-¿Me puede traer alguien un gallo vivo y un cazo que haya sido utilizado?- preguntó Wilfredo a los sirvientes.

Uno de ellos hizo lo que les pidió. Wilfredo colocó en un mostrador al gallo, y sobre él, el cazo. Luego, les comunicó:
-Voy a dejar la habitación a oscuras cerrando todas las cortinas. Cuando os llame por vuestro nombre, vendréis y pondréis vuestro pulgar sobre el cazo. Si el gallo detecta la huella del ladrón, cacareará.

Wilfredo los fue llamando. Al terminar el acto, todos se quedaron perplejos y se preguntaban unos a otros una cuestión: ¿por qué el gallo no cacareó? Finalmente, observó durante un momento a los sospechosos, uno tras otro.

Pasaron los minutos, y, cómo no, Wilfredo descubrió al ladrón.

Transcurrieron unos días desde que sucedió aquel trágico robo. El comisario llamó a Wilfredo:
-¿En qué dato te basaste para identificar al acusado?
-Muy fácil. El cazo que utilicé para la prueba, estaba manchado por debajo ya que había sido utilizado anteriormente sobre fuego para cocinar. El supuesto ladrón, no se atrevió a poner el dedo sobre el cazo por miedo a que le descubriesen, mientras que los demás sirvientes fueron a colocarlo sin miedo sin tener duda alguna de no haber sido ellos. Cuando concluyó la prueba, al observarles, me fijé disimuladamente en sus pulgares- añadió Wilfredo-  y efectivamente, el ladrón no se ensució su dedo al no ponerlo sobre el cazo, y los demás  sí. De este modo averigüé quién fue el culpable- concretó Wilfredo.
-Buena deducción. Le felicito por su trabajo. Se te recompensará por resolver el misterio.


REDACTADO POR: Víctor  Javier Rincón García.  Nº 23.    3º ESO A